lunes, 28 de febrero de 2011

“GOBIERNOS POPULARES EN AMERICA LATINA”

PENSAMIENTO POLÍTICO LATINOAMERICANO
            “Gobiernos Populares en América Latina”
 Oscar R. Yupanqui Mamani

“Un fantasma recorre América latina…
 el populismo ha vuelto”

I. Introducción.-

El presente ensayo tiene la finalidad de exponer la concepción de dos propuestas; la primera de Roger Bartra, “Populismo y democracia en América Latina” y la segunda de Javier Sanjinés “Rescoldos del pasado. Conflictos culturales en sociedades postcoloniales”. Pretende ser un dialogo entre estos dos autores, además de ser un análisis del actual proceso populista que se está desarrollando en Latinoamérica, particularmente en Venezuela, Ecuador y Bolivia, en cada una con determinados contrastes y características similares que varían de acuerdo al contexto social, político, económico y cultural de cada país.

De manera que el populismo en los gobiernos emerge ante la visión de los otros países de la región y del mundo ─como una propuesta alternativa a los gobiernos tradicionales de corte neoliberal─ lo que se intenta es enfocar el pensamiento y proceso político que se ha llevado en cada país, esencialmente a optar por esta característica particular que es antagonista a la política del otro bloque que enarbola el desarrollo capitalista.

En consecuencia el trabajo de Bartra señala la interpretación de sus intereses por: “Los ecos del populismo… que vuelven a resonar” factor determinante de una serie de hechos, que se reflejan en la ascensión y las políticas aplicadas por los Presidentes Hugo Chávez, Ernesto Correa y Evo Morales respectivamente, así, los gobiernos populares han vuelto con el populismo nacionalista que empieza como complejo fenómeno político que está retomando acciones políticas a través de estos caudillos que salen a la palestra. Con la única finalidad de proponer medidas y acciones que contraste a las políticas tradicionales y modernistas.

De modo que este sentir se plasma en el desarrollo de una serie de procesos que se van diferenciando en diferentes contextos socio-políticos, económicos y culturales de cada país. Sin embargo se entiende como un complejo fenómeno político que Roger Bartra los identifica en el aprismo, el cardenismo, el peronismo y el vanguardismo, en de cada una de ellas con una serie de reivindicaciones sociales políticas con diferentes protagonistas. Ese es un factor determinante que está en el trabajo de Bartra; el caudillismo protagonizado por estos líderes carismáticos que profundizan el populismo.

En tanto que el trabajo de Javier Sanjinés, hace referencia a ese proceso transcurrido en la historia que renace desde las ruinas de un pasado que existe y que existirá como señal para un presente que revive el pensamiento de aquellos que están visualizando el futuro próximo. En sus postulados se realiza un análisis de diferentes autores que “(…) en sus concepciones nacionalistas hacen del mestizaje un propuesta fija y homogenizadora de la realidad”. En esa búsqueda de multiculturas fragmentarias.

Por tanto estas características las relaciona a “la nación, como una pieza de gran comunidad imaginada” y se enfoca en el trabajo de Carlos Montenegro, a quien el autor lo define como un  “(…) [revolucionario] empapado en literatura [empeñado] desde el liberalismo romántico del siglo XIX (…) [con] los principios iluministas europeos”[1]. Según Godofredo Sandoval este “(…) estudio replantea la interpretación y la lectura de las sociedades postcoloniales y de la realidad boliviana, incorporando en el análisis conceptos y temas dejados de lado por el pensamiento de la modernidad”[2].

En tanto que a opinión del antropólogo Xavier Albó, “(…) el documento no llega a conclusiones definitivas, pero finaliza observando una realización muy conflictiva en la “Nación clandestina” de Jorge Sanjinés (película cuyo argumento plantea como tema de discusión la identidad cultural de una nación)”[3]. En su criterio, el ensayo de Sanjinés:
“es una exploración académica en torno a algunos conflictos surgidos entre la concepción más modernizante, pero excluyente, del Estado-nación, imaginado homogéneamente por las élites intelectuales, y la re-emergencia de los pueblos originarios que quedaron invisibilizados y que parecían estar muertos”[4].

En consecuencia Albo enfatizo que los Rescoldos del pasado, apunta a la necesidad de mirar con cuidado el pasado como proceso de la modernidad.

En definitiva lo que se pretende realizar en este breve ensayo es reconfigurar la posición de la obra de Roger Bartra con la de Javier Sanjinés, como un reto, que permite tener el cuidado suficiente de caer en meros supuestos o especulaciones que nos lleve a un falso análisis de la realidad. De este mismo modo se procura tener una mirada crítica del pensamiento de sus premisas que permitan dar señales del escenario emergente en Latinoamérica. Por tanto ese esfuerzo permitirá centrarnos en nuevas formas de entender el pensamiento político latinoamericano. 

II. La propuesta de Bartra contrastada con la de Javier Sanjinés.

Entender los procesos políticos latinoamericanos, siempre han sido muy contradictorios, debido a sus características particulares de cada región. Por ejemplo la política, la economía, la cultura, lo social y lo educativo. Sin duda aspectos que hacen de cada uno de los países de la región única, diversa, contrastada y llena de color, que se enriquece por su forma de ser y actuar. 

De manera que la propuesta de Bartra, es el papel del populismo, como protagonista de procesos de cambio en sociedades donde tradicionalmente se desarrollo un determinado orden democrático, autoritario o de dictadura. No obstante lo contradictorio de esta efervescencia continental, que día a día va cautivando a más personas del continente, porque es el mismo pueblo, quien quiere ser el protagonista constructor de su porvenir y desde ya asumir el “poder” y el control del aparato Estatal. Por tanto el argumento de esas masas de gente, de personas esta bajo el denominativo de “el poder del pueblo” que fácilmente puede encumbrar o derrocar a un gobernante.

Sin embargo, según el autor, existen países como Brasil, Chile y Uruguay que se mantuvieron al margen de este tipo de planteamientos como el populismo en la administración gubernamental y se declararon socialdemócratas ─si bien se valieron en su momento del mismo para llegar al poder─ para cuidar y atender los intereses de la población más vulnerable, así decidieron otra forma administración.
El mismo Bartra reconoce que las investigaciones sobre el populismo, “(…) nos permite abordar con cierta facilidad el resurgimiento de este complejo fenómeno político”[5]. Y sobre este punto nos remite a la historia del “(…) aprismo, el cardenismo, el peronismo y el varguismo [que] parecían procesos que se habían extinguido. Los ecos del populismo de Paz Estenssoro en Bolivia, de Velasco Ibarra en Ecuador y de Jorge Eliécer Gaitán en Colombia dejaron de escucharse”[6]. Aun así vuelven a resonar con el retorno del cardenismo en 1988 en México y con la llegada a la presidencia de Hugo Chávez en Venezuela, quien propone el nuevo socialismo del Siglo XXI[7]. Y con la llegada a la presidencia de Rafael Correa en Ecuador, y Evo Morales en Bolivia.

Estos caudillos fueron los que abrieron la senda para que se vuelva a hablar y profundizar del populismo, como respuesta ─a los gobiernos neoliberales─ del pueblo a una forma autoritaria de gobierno, que solamente velaba por sus intereses. Para este propósito se valió de diferentes líderes que emergieron de las entrañas del mismo pueblo. A pesar tener un discurso agresivo y provocador a quienes por años han detentado el poder hegemónico no solo local sino a nivel mundial.   En consecuencia estos caudillos, con ese apelativo, liderizaron diferentes movimientos que atrajeron a diferentes sectores populares. Sin embargo, hay que tener bien presente que estos movimientos desaparecen cuando el líder carismático desaparece de la palestra, ocasionando así un vacio en la continuidad del proceso, porque al interior existen fisuras que rompen toda organización. Además de no existir cuadros de formación, que puedan formar líderes que continúen el proceso. Por ende, este es un factor que se lo tiene muy presente para la continuidad o no de los cambios y del proceso en sí que se pretende consolidar.

Para llegar a este punto es necesario tener un recorrido histórico de los hechos acontecidos en cada uno de los países latinoamericanos, con la salvedad de que cada proceso tiene su tiempo y su espacio para ser profundizado. Y que la toma de conciencia es un factor que puede tomar años. Por lo tanto es menester consolidar esfuerzos que permitan aprender de las experiencias anteriores en uno y otro país de la región latinoamericana como propuesta al mundo. En ese marco esta la propuesta de Javier Sanjinés quien realiza un recuento histórico de lo que es la nación, “la gran comunidad imaginada”, que abate la modernidad del Estado. Así el autor expone los casos del brasileño Euclides da Cunha y del peruano José Carlos Mariátegui, letrados de primer orden en el análisis de la cultura latinoamericana. “Ninguno pudo apartar del estudio de la modernidad el conflicto cultural generado por identidades étnicas que entorpecían y cuestionaban la marcha de la nación oficial”[8].
De manera que el nacionalismo es el más importante discurso desarrollado por la modernidad. Construyo “(…) la teoría de la legitimidad jurídica que estableció que las fronteras étnicas no debían cortar ni dividir las fronteras políticas”[9]. Asimismo Sanjinés menciona que no es fácil que “(…) el nacionalismo englobase lo étnico porque este tema fue y sigue siendo hoy un fenómeno complejo, resbaladizo de naturaleza eminentemente subjetiva”[10].

Ahora bien es importante señalar que este nacionalismo hoy en día no se puede dar sin un actor muy determinante, al cual se lo reconoce y se lo toma en cuenta con la fuerza que tiene, su protagonismo y el poder de convocatoria. Es el indigenismo que con su toma de conciencia, asume un nuevo rol en la política y el pensamiento de los gobiernos. Sin embargo esto no debe de cegarnos porque tal ascensión al poder está llegando a una serie de intransigencias de quienes en otrora no lo ostentaban, y, ahora actualmente lo poseen. Por tanto los que se ensalzan y pregonan que se quedaran para siempre, deben reflexionar sobre su discurso y no permitir que la intolerancia, el autoritarismo, la verticalidad y la falta de comunicación reinen en una democracia que se consolida de diversas formas e interpretaciones. El mismo Bartra señala mediante el autor Gino Germani que este tipo de movimientos nacionalpopulares y regímenes populistas están abriendo serias diferencias en torno al desarrollo. De manera que, en el caso boliviano, el proceso pide un cambio, que nos lleve a una reconducción de lo que acontece en Bolivia “(…) sino en las próximas elecciones, cuando gran parte de los bolivianos termine por convencerse que el Estado Socialista Comunitario sólo existió en la mente de Álvaro García y el “vivir bien”, en la de Choquehuanca”[11].

Ahora bien lo que pasa en Bolivia es que el proceso iniciado necesita un cambio que le permita cohesionar diferentes actores sociales que emergen ante la ausencia de políticas dinamizadoras que reactiven la economía, y políticas sociales. Sin el ánimo de caer en supuestos, lo que verdaderamente se necesita es la voluntad política que permita establecer los lineamientos que necesita todo gobierno que pretende ser Estado. Esto ocurre en Bolivia y se proyecta en la visión de los expertos que estudian la temática de gobernabilidad.

De modo que se trata de una interpelación hacia el populismo que está enraizado en la cultura latinoamericana, como forma de hacer política con tradiciones europeas y norteamericanas.
Por ejemplo, Bartra indica que “los proyectos de construcción de un
Estado socialista son una verdadera rareza o un trágico anacronismo [y pone como ejemplo a] el extraño socialismo populista venezolano que propone Chávez [que] se conecta con el obsoleto modelo revolucionario cubano. (…) que más tarde que temprano, se desvanecerá”[12].
Pese a que la propuesta de Cuba también terminará, a la manera de China, a ese “socialismo de mercado” que señala el autor.

En tanto que en Sanjinés, señala que el problema de nación es latente a la hora de confrontar el discurso. Si discurso que es utilizado por los sectores oligárquicos más tradicionales, donde el proyecto es más liberal decimonónico, que estableció las bases para la organización de los estados oligárquicos – liberales. Si bien se intenta tener una mirada crítica de la concepción del autor, en la que permita dar señales de la situación emergente de Latinoamérica tal es el caso de Brasil contrastada con la del Perú. Ese esfuerzo permitirá centrarnos en nuevas formas de entender el pensamiento político que es más próximo a nuestra realidad. Así nos propone una serie de acontecimientos que parten de los conflictos culturales, el mestizaje, el nacionalismo, coloniaje y modernidad temas que los aborda desde una identidad cultural muy arraigada al pueblo.

III. Pensamiento de los Gobiernos Populares en América Latina.

Actualmente en América latina existen gobiernos populares que salieron a la palestra por “n” o “z” circunstancias todas en su totalidad son guiadas por un objetivo el bienestar común. Sin embargo este encanto se rompe cuando el gobierno ─más precisamente el líder carismático, olvida sus principios iníciales que le llevaron a asumir el poder─ hace un uso y abuso autoritario, totalizador de las instituciones Estatales. Por lo tanto se debe tener en cuenta que el poder es efímero y que puede cambiar el pensamiento de los que en otrora eligieron una opción, porque creímos que iba ser diferente a las ya conocidas, a las ya tradicionales y programáticas. Pero cuando se afecta el bolsillo y su alimentación del pueblo, este puede generar una revuelta que puede derrocar a gobernantes y gobiernos, como lo sucedido en Medio Oriente con Egipto y Libia, países cansados de un sistema dictatorial y nada democrático.

No obstante todo señala que varios países están optando por este neopopulismo que emerge no como alternativa, sino más bien como un quiebre de políticas constituidas a lo largo de estas décadas. Sin embargo es pertinente aclarar que esta administración no sea totalizadora del poder, de las instituciones de ser así no habrá el equilibrio necesario para que exista una democracia más incluyente y participativa de todos los sectores sociales - representativos. Tal es el caso de Bolivia que pretende ir a un totalitarismo que al final de todo caerá en un autoritarismo nada saludable para la democracia.

Es importante destacar que varios de estos países están sacándose el velo que tenían en sus ojos y están empezando a mirar para ser actor y protagonista de su medio y de su entorno, prácticamente de su vida democrática social, pregonando el cambio que les toca vivir. La mirada es crítica a la realidad Venezolana que con todo el poderío económico aun esta se alinea a estructuras de dominación que son globalizantes en una economía de mercado. En el caso de Ecuador el dilema no es muy distante ni diferente debido a que hay un protagonismo único por parte del presidente Rafael Correa que ha hecho del populismo una carta abierta para poder hacer y decir cosas que se extralimitan en la arena política. En consecuencia hay una serie de intereses político-económicos que solamente observan un lado del cristal, obviando de esa forma los otros ángulos que nos pueden dar miradas diferentes a una realidad. El pensamiento es si no estás dentro este sistema, no existes. Tal vez es prematuro emitir juicios, pero estos están fundamentados en la visión de expertos que hablan del contexto de América Latina.

IV. Las Tendencias y miradas de los países vecinos.

Mientras esto sucede en; Venezuela Ecuador y Bolivia los demás países aun continúan en una serie de profundización del sistema neoliberal ─con una apertura hacia la globalización y la economía de mercado─ porque están enmarcadas en un proceso de modernidad que establece reglas claras de producción.
Esta otra perspectiva es totalmente opuesta al populismo, en términos de ideología, de pensamiento. La misma apunta más al desarrollismo en todos los campos de la ciencia, artes y cultura, que desemboca a temas sociales, políticos y económicos, etc. Por lo tanto, la mirada es acuciosa con cierto recelo (a mi impresión) de no querer perder privilegios, y formas de vida. Rompiendo de alguna manera ese lazo de periferia para pasar a centro-periferia que le permita desarrollarse plenamente o en su defecto ser una economía de enclave que pueda desplegar todo ese potencial económico reinante, esa es la intención de los otros países. Tal es el caso del Perú con Alan García, que apunta a ese crecimiento capitalista. Por consiguiente Bartha lo deduce de otros autores hablando de ese “(…) continuumfolk-urbano, colonialismo interno, sociedad dual, desarrollo desigual y combinado o articulación de diferentes modos de producción”[13].

De hecho este populismo es un proceso que ha seguido un largo camino de protestas, revoluciones, y de cambios que en el futuro próximo nos dirigirá hacia una modernidad, entendida en un desarrollo acorde a una relación  convivencia que no destruya ni sea voraz, ni destructiva. Así nos pueda dar las competencias necesarias para una igualdad social para todos que incluya todos los elementos para poder vivir dignamente.

En ese entendido Bartra cita a Germani, quien señala que:
 “(…) durante el accidentado proceso de transición de
sociedades autocráticas y oligárquicas a formas modernas e industriales, aparecen movimientos populares que no se integran al sistema político de acuerdo al modelo democrático liberal, sino que adoptan expresiones populistas (que él llama nacionalpopulares)”[14].

En especial optan por este sistema porque gran parte o casi la mayoría quiere recuperar los bienes y servicios que ofrece una nación en cuanto a recursos naturales renovables y no renovables. En consecuencia, dándole así, a su fuerza de trabajo un plus, el de no ser nunca mas país periférico exportador de recursos naturales sino fabricante de productos terminados y con valor agregado.

Es el caso de Brasil, Chile y Uruguay, Bartra señala que “(…) hay otros caminos posibles para gobiernos de izquierda con bases populares sólidas… donde los gobiernos, se han distanciado claramente del populismo”[15]. Claramente señala el autor que “Estos gobiernos de orientación socialdemócrata, al igual que los populistas, ponen en el centro la necesidad de impulsar sociedades igualitarias, incluyentes y protectoras de los grupos más pobres o vulnerables”[16]. Por lo tanto el actuar de estos gobiernos está definido hacia una apertura globalizadora por contraparte de los gobiernos populares básicamente ven los intereses de nación y no los empresariales, en este aspecto realiza una serie de políticas que minan la democracia, protegiendo así de manera autoritaria los recursos naturales renovables y no renovables.

En este aspecto reflexiona Javier Sanjinés sobre el problema de la nación – nacionalidad latente a la hora de confrontar el discurso político. Está claro que tiene que ver con la lucha del poder, y quien ostente ese poder es capaz de definir las líneas de acción y de producción del gobierno, la misma se traduce en políticas que son posturas ideológicas.

Así lo demuestra en el análisis realizado por los autores; el brasileño Euclides da Cunha y el peruano Mariátegui, a quienes hace dialogar sobre sus realidades. Estos pensadores son letrados de primer orden en el análisis de la cultura latinoamericana.
A decir de Javier Sanjinés; ninguno de los autores pudo hacer un estudio de la modernidad debido al conflicto cultural generado por identidades étnicas que entorpecían y cuestionaban la mirada de la nación oficial. De esta manera el autor analiza que ambos autores; “Mariátegui y da Cunha ayudaron a reflexionar sobre temas que forman parte de la discusión en torno a la naturaleza y composición de los movimientos sociales”

A estos movimientos sociales, los países que no tienen como práctica el populismo en el gobierno, no permiten que estos movimientos emerjan y tome el control de las actividades políticas y la toma de decisiones. En vista de que “(…) cuando el sufrimiento se hace inaceptable, intolerable, surgen movimientos sociales contestatarios en el campo político empírico”[17]. A pesar de todos estos vejámenes que soporta el pueblo, por malas políticas empleadas o por una serie de ataques este mismo pueblo ha sabido encontrar ese ansiado desarrollo que se lo pueda observar en una constante superación en diferentes ámbitos, merito que se logra con un fin que lograr y eso se traduce por la lucha del poder. Sin embargo este poder no debe envilecer al nuevo político buscando ese horizonte de la modernidad, desarrollo, en distintos ámbitos.

Ahora bien es importante señalar que “Boaventura de Sousa Santos, piensa que cada reivindicación debe entrar en un proceso de diálogo y de traducción, a fin de lograr un entendimiento entre los movimientos”[18]. Este dialogo debe ser amplio y no sectorial, ni en perjudico de unos ni de otros, es lo que llamaríamos la búsqueda del consenso.

Pero que es el populismo o que consecuencias trae el populismo en los gobiernos como estructura de dominación. A definición de Ernesto Laclau el populismo es; “La racionalidad populista [que] consiste en que es capaz de abarcar la pluralidad y constituirla en una palabra vacía: el ¨pueblo¨”[19]. Y que es el pueblo a decir de Enrique Dussel; “El “pueblo” se transforma así en actor colectivo político, no en un “sujeto histórico” substancial fetichizado. El pueblo aparece en coyunturas políticas criticas, cuando cobra conciencia explicita del hegemón analógico de todas las reivindicaciones”[20]. Por supuesto Dusell ratifica que: “Al darse el pueblo instituciones (potestas), por ejemplo
aproximadamente entre 1930 a 1954 en América latina, organiza solo regímenes “populistas”. Se trata entonces del paso al “bloque histórico en el poder” intentando, en el caso latinoamericano indicado, un proyecto meramente burgués de emancipación ante la burguesías metropolitanas o del centro geopolítico, y de integración social por el fortalecimiento del mercado nacional protegido”[21].

En definitiva existe un proteccionismo por parte de los países de América latina, quienes con políticas sociales velan por sus intereses, sin dejar de lado la integración económica reinante. Por ello es menester hacer insistencia en las políticas adoptadas por los diferentes gobiernos populares ó social demócratas que deben ir en beneficio de la gran mayoría a la que los líderes representan y se hacen eco de ese sentimiento popular y lo plasman en sentidos discursos que muchas veces pueden reflejar intereses particulares o de grupo, enarbolando el interés del pueblo.

Tal efecto puede hacer que el populismo sea entendido como una fuerza autoritaria que se ejerce sobre quienes lo han elegido, este aspecto es importante tenerlo siempre presente para no caer en el poder de la palabra, que apela a las emociones y que los gobiernos populistas saben canalizar a través del líder carismático que hace uso de un discurso de corte populista. Finalmente el populismo tiene diferentes connotaciones en cada región que conforma Latinoamérica, Por lo tanto la propuesta de Bartra es dar señales que permita pronosticar el devenir de los gobiernos populistas. Asimismo Javier Sanjinés hace un recorrido por la memoria colectiva que renace de las brasas de un fuego que aun no se apaga y esta a lo largo de los últimos décadas en Bolivia como en América Latina que han transitado por un intenso proceso de cambios políticos e institucionales.



[1] SANJINÉS C. Javier. Rescoldos del pasado. Conflictos culturales en sociedades postcoloniales. PIEB La Paz Bolivia 2009 p. 16
[2] Artículo difundido por el Servicio Informativo del PIEB www.pieb.com.bo visitado el 19 de febrero a horas 11.00 am.
[3] Ibídem www.pieb.com.bo
[4] Ibíd www.pieb.com.bo
[5] BARTRA, Roger. Populismo y democracia en América Latina. Letras Libres Mayo 2008 p. 1
[6] Ibídem p. 1
[7] El socialismo del siglo XXI es un concepto que aparece en la escena mundial en 1996, a través de Heinz Dieterich Steffan. El término adquirió difusión mundial desde que fue mencionado en un discurso por el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el 30 de enero de 2005, desde el V Foro Social Mundial. Dieterich en el Socialismo del Siglo XXI propone un modelo económico que no esté basado en el precio de mercado, fundamento de la economía de mercado y del capitalismo, a los que considera fuentes de las asimetrías sociales y de la sobre explotación de recursos naturales.
Con todo Dieterich propone lo que denomina una economía de valores fundado en el valor del trabajo que implica un producto o servicio y no en las leyes de la oferta y la demanda. Este valor del trabajo se mediría sencillamente por el tiempo de trabajo que precisa un determinado producto o servicio;[4] además de los valores agregados a dicho trabajo, es decir, el tiempo de trabajo que se usó para producir las herramientas o servicios que se emplean en el trabajo mismo, lo cual a su vez lleva a un ciclo complejo de tiempos de trabajo sumados recíprocamente. Para solucionar el problema práctico que implica la teoría de la Economía de valores Dieterich sugiere usar la Rosa de Peters. (Extraído del Libro: “Hugo Chávez y el socialismo del Siglo XXI de Heinz Dieterich Steffan Editorial Filigrana - Grito del Sujeto Bolivia 2006”

[8] Óp. cit. SANJINÉS C. Javier  p. 48
[9] Ibíd.  p. 49
[10] Ibíd.  p. 50

[11] Articulo Tinku Verbal de Andrés Gómez V. Extraído del periódico digital Erbol www.erbol.com.bo visitado el 23 de febrero horas 16.00 pm.
[12] BARTRA, Roger. Populismo y democracia en América Latina. Letras Libres Mayo 2008 p. 6
[13] Óp. Cit. BARTRA, Roger. p. 2
[14] Óp. Cit. BARTRA, Roger. p. 2
[15] Ibíd. p. 8
[16] Ibíd. p. 8
[17] DUSSEL Enrique. 20 Proposiciones de Política de Liberación. Editorial La tercera Piel La Paz – Bolivia 2006 p. 92
[18] Véase B. de Sousa Santos. El milenio huérfano 2005. En DUSSEL Enrique. 20 Proposiciones de Política de Liberación. Editorial La tercera Piel La Paz – Bolivia 2006 p. 94, 95 
[19] BARTRA, Roger. Populismo y democracia en América Latina. Letras Libres Mayo 2008 p. 5
[20] DUSSEL Enrique. 20 Proposiciones de Política de Liberación. Editorial La tercera Piel La Paz – Bolivia 2006 p. 98 
[21] Ibídem p. 99